La industria láctea

Granja lechera Pascual con un cartel que pone "Guardería" en la zona de bebés confinados

Las vacas lecheras NO existen.

Ni las lecheras, ni las felices que pastan libremente por el prado. No, no existen, porque para que las personas puedan tomar su vaso de leche o su trozo de queso, todas las vacas deben dar a luz y así producir leche, que además no sería para las personas, sino para sus bebés. Vamos, como todas las mamíferas del mundo, básicamente.

Inseminación forzosa y secuestro de los bebés

Y para poder soportar la inmensa demanda de consumo de lácteos las vacas son inseminadas artificialmente de forma constante, y obligadas a dar a luz una y otra vez durante toda su corta vida. Esa tortura las deja destrozadas en los primeros 4 o 5 años de su vida, cuando las vacas en libertad pueden llegar a vivir unos 25 años. Y cuando ya no son suficientemente fértiles, son enviadas al matadero a esa corta edad para la elaboración de subproductos cárnicos, como piensos, gelatinas, etc…

Pero todo esto va mucho más allá porque, ¿qué pasa con todos esos terneros que nacen y no pueden mamar de sus madres ni estar con ellas?

Pues su destino es también terrible. Los terneros que al nacer son seleccionados para la producción de carne llegarán, cómo máximo, a los seis meses de edad. En cuanto nacen son separados de sus madres y puestos en pequeñas jaulas. De esta forma, sus músculos no se desarrollan y su carne permanece blanda. Las hembras continuarán con la vida miserable de sus madres, inseminación tras inseminación y parto tras parto, para terminar, a los pocos años, en el matadero, con sus cuerpos absolutamente destrozados y desgastados debido a las mastitis, el alto consumo de antibióticos, la descalcificación de sus huesos, etc.

Torturados desde que nacen

Para evitar contagios y enfermedades los separan de sus madres nada más nacer. La gran mayoría de veces tan solo les dejan limpiarlos, y los encierran en pequeños habitáculos individuales, donde apenas pueden moverse. Durante este tiempo de cautiverio el ternero no recibe ningún alimento verde. Es alimentado con sustitutos de leche con mucha grasa, altas dosis de proteínas e hidratos. Para de este modo aumentar su peso en el menor tiempo posible y así aumentar los beneficios económicos con los menores costes posibles.

Las vacas, como el resto de mamíferas, tienen un instinto maternal muy alto, lloran durante días porque les arrebatan a sus hijos. Y los hijos lloran desconsolados durante semanas porque solo quieren estar con sus madres.

La industria láctea es una de las más crueles que existe, ya no solo por la tortura constante a la que son sometidas las vacas y sus crías, sino también por los efectos negativos que los productos lácteos tienen sobre nuestra salud, o lo mucho que influye la industria láctea en el deterioro del medio ambiente.

Otras aberraciones de la industria láctea

Sin olvidar las graves enfermedades que se han visto asociadas a las condiciones de alimentación de las vacas, como la enfermedad de las “vacas locas”, que tras el consumo de vacas infectadas en las personas se transformó en la enfermedad de Creutzfeldt-Jackob, una patología neuro-degenerativa sin cura. Esta enfermedad la contrajeron las vacas tras alimentarlas con piensos hechos a base de restos de otros animales, como ovejas o incluso vacas… Algo totalmente antinatural, teniendo en cuenta que las vacas son animales herbívoros.

Por lo tanto, aunque parezca que detrás de la industria láctea no hay sufrimiento, porque además las grandes empresas lácteas así se esfuerzan en hacérnoslo creer, lo hay, y mucho, por eso las personas veganas tampoco tomamos productos lácteos, porque detrás de ese aparentemente inofensivo vaso de leche hay mucho dolor, tortura y muerte.

Fuentes:

Sobre el menú vegano en el colegio

Hoy os vamos a contar cómo conseguimos el menú vegano en 3 colegios diferentes.

Pues sí, en busca del mejor colegio para nuestras hijas, han pasado ya por tres coles y una escuela de Educación Infantil. 

Al final resultó que el mejor colegio para nosotras era el que estaba más cerca de nuestra casa, pero esa es otra historia y os la contaremos otra ocasión ?.

Luchando por un menú vegano en el colegio.

Como os decimos, en dos de los tres colegios y en la Escuela Infantil conseguimos el menú vegano, en el otro tenían un menú ovolacteovegetariano, pero podían llevar su tartera con su menú. En ninguno de ellos había antes un menú vegano.

¿Y cómo lo conseguimos?

Pues insistiendo y peleando. Solas, sin ayuda de nadie, ni AMPA, ni asociaciones, nadie. Pablo y yo, reuniéndonos con los equipos directivos y explicando el porqué de nuestra petición.

Por supuesto siempre hemos comenzado con el NO, pero para nosotras eso no significa que debamos renunciar a la lucha por nuestros derechos y los de nuestras hijas a las primeras de cambio.

De hecho, el Colegio dónde están ahora es el que más nos costó conseguirlo, ya que tardamos cuatro meses desde que comenzaron el curso. Desde el principio tuvieron opción de llevar sus tarteras, pero después de varias reuniones con el equipo directivo y un escrito tanto al propio Colegio como a la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, que os dejamos por aquí por si os puede ayudar, lo logramos.

Además de vegano, el menú debe ser sano.

En nuestro caso tenemos la suerte de tener un menú vegano bastante sano y equilibrado. Lógicamente todo es mejorable, pero al tener cocina propia en el colegio, la elaboración por ejemplo de las croquetas, albóndigas o hamburguesas vegetales es casera, y se eso se nota. No debemos olvidar que tan importante es la obtención de un menú vegano, como que este cumpla con todos los requerimientos nutricionales de nuestras hijas e hijos.

Lo ideal sería legalizar el menú…

Por supuesto que lo ideal es siempre unirse, porque lógicamente cuantas más familias unidas por una misma causa más fuerza se hará y antes se obtendrá la inclusión de un menú vegano, pero ya no solo en los centros educativos, sino también en los centros sanitarios o penitenciarios. Desde aquí abogamos por unirnos todas, a ser posible con asesoramiento legal, para conseguir resultados a nivel institucional a través de una ILP, y no solo a nivel particular.

Pero sabemos que este es un arduo camino que llevará mucho tiempo y solo se conseguirá cuando haya una masa crítica de gente que consiga meter mucha presión en las instituciones, por lo que de momento animamos a las familias a unirse para conseguirlo, pero también a pelearlo a nivel individual, ya que cuantos más colegios lo estén ofreciendo, más fácil será conseguir esa presión institucional.

… Pero mientras tanto, aquí queda nuesto testimonio

Sabemos también que cada persona lo gestiona de una manera y cada persona tiene sus circunstancias, nosotras desde aquí solo queremos contaros cómo lo conseguimos nosotras, como lo luchamos y que si en este último Colegio nos hubiesen seguido diciendo que no, teníamos ya preparadas otras medidas de presión, como escraches en la puerta del colegio y otras actuaciones. 

Esperamos que nuestro caso os pueda ayudar en algo, o a gestionarlo de otra manera. Este tan solo es nuestro ejemplo personal, nuestra experiencia, y si a alguien le puede ayudar pues fantástico. 
Pero, por favor, no olvidemos que lo más importante es seguir siempre luchando, sea de la manera que sea, para hacer cumplir nuestros derechos y seguir demostrando como nuestros principios éticos y morales deben de estar también amparados por las Leyes.

Lidiando con la familia cercana cuando te haces vegana

El tema de la relación entre la familia y el veganismo sabemos que no suele ser fácil, por desgracia. Así que os vamos a contar como lo hemos gestionado nosotras. Este es tan solo nuestro ejemplo, entendemos que cada persona lo encara y enfoca de una manera distinta y, mientras no se sufra por el camino, bien estará.

Ya hemos explicado algunas veces, por ejemplo, en el primer episodio de nuestro podcast, que teníamos muy claro que nuestras hijas serían, como mínimo, vegetarianas, ya que en esa época Rocío todavía estaba en transición del vegetarianismo al veganismo. 

Primeras reacciones a nuestra decisión de criar vegano

Evidentemente, al abuelo y a la abuela no les hizo ninguna gracia. Como para nosotras era una decisión muy meditada y firme, no admitimos ningún tipo de cuestionamiento. Lo único que hicimos fue entregarles el informe de la Asociación Americana de Nutrición y Dietética de los EE.UU. (AAND), en el cual se avalan las dietas veganas y vegetarianas en cualquier etapa de la vida de una persona, desde la gestación, lactancia, niñez, adolescencia, etc.

Les dijimos que esa era toda la información que les íbamos a dar, que además estaríamos perfectamente bien asesoradas y que nuestras hijas estarían atendidas por su pediatra y su nutricionista en todo momento. Lo aceptaron, no sin antes decirnos que estarían muy pendientes de su desarrollo y que en cuanto viesen cualquier señal de alarma, intervendrían.

A fecha de hoy, Antía ya tiene 8 años y Navia casi 6, las niñas están absolutamente sanas, con un desarrollo óptimo y una energía asombrosa. Por lo tanto, del tema salud y veganismo no se habla jamás con la familia, es algo ya muy superado (y lo cierto es que se agradece).

Pero las reuniones sociales son más complicadas

Pero pasemos a la parte social y la familia extensa que no deja de ser también muy complicado de gestionar. Las comidas familiares, sin ir más lejos, suelen ser un verdadero quebradero de cabeza para muchas personas veganas.

Las más afortunadas disponen de comida apta, hecha por sus familiares, para poder así compartir mesa sin problema. Cuando hay cierta empatía, no solo se ofrece parte del menú 100% vegetal, sino que se tienen ciertas consideraciones como llevar los platos de animales ya servidos, para no tener que presenciar un desmembramiento en directo, que es profundamente desagradable y traumático para muchas personas veganas. ¡Incluso algunos familiares se atreven a probar esos exóticos platos hechos con plantas!

Otras personas, en cambio, tienen que llevarse su propia comida y sentarse en una esquina estratégica de la mesa donde no tengan que estar pasando por delante de sus narices todo tipo de trozos de animales. En demasiadas ocasiones tienen que soportar, no solo el desprecio de no haber contado con ellas para la elaboración del menú, sino además los comentarios, las risotadas y los menosprecios de algún que otro familiar insensible (que suele haberlo) que se cree con todo el derecho a utilizar tu dolor y sufrimiento por los animales como algo jocoso o banal.

El punto en el que estamos nosotras hoy por hoy

Por último, a otras personas se les hace muy duro compartir mesa y mantel con cadáveres de seres inocentes. Aunque nosotras hemos pasado por varias etapas, éste es nuestro caso a día de hoy. Por eso, nosotras hemos dejado de asistir a ese tipo de reuniones familiares o de celebraciones a menos que el menú sea cien por cien vegetal (cosa que solo suele ocurrir si es en un restaurante) y, de hecho, esta es una de las razones por las que no celebramos ni la Navidad.

Insistimos en que esto es algo muy personal, y esta es solo nuestra manera de gestionarlo, lo que más fácil nos resulta a nosotras, pero cada persona debe de analizar en qué punto está y cómo quiere gestionar este tipo de situaciones de la manera más provechosa y para ella.

Interseccionalidad y contacto a pie de calle

grupo de activistas con máscaras y portátiles

Existe un método de activismo muy efectivo y a que a nosotras nos gusta mucho, es el contacto directo a pie de calle.

A pesar de lo que muchas personas puedan pensar, este tipo de contacto directo a pie de calle lo inventaron dos hermanas en Londres hace ya casi 6 años. Ellas solas con sus pantallas, sus máscaras blancas y los vídeos de la industria cárnica y láctea hablaban con las personas que se paraban e interesaban por lo que estaban viendo. El colectivo creció y se llamaron The Earthling Experience.

A raíz de lo eficaz que resultaba este método de activismo un grupo de personas comenzaron a copiarlo y a ponerle su “sello”, apropiándose de él y utilizando unas máscaras de una archiconocido cómic para ser fácilmente identificables. 

Parecen lo mismo, pero no lo son

Pero aunque el método sea el mismo, lógicamente por la copia, el colectivo no tiene nada que ver. 

The Earthling Experience somos un colectivo de personas absolutamente horizontal, asambleario e interseccional. Lo otro es una organización internacional y jerárquica, constituida como empresa privada durante varios años, hace unos meses lo han modificado, y que dicen textualmente que “la interseccionalidad es el cáncer del movimiento”. De hecho esta organización está incluso vetada en algunos espacios activistas antiespecistas por su carácter abiertamente supremacista.

¿Y por qué os animamos a todas a salir a las calles y concienciar a las personas a pie de calle bajo The Earthling Experience o el colectivo interseccional que vosotras prefiráis?

La clave está en la interseccionalidad

Pues muy sencillo, porque no se puede luchar contra una opresión mientras ejerces otras. Porque el veganismo no es solo comer cosas ricas y quedar con mis colegas para ir a cenar a un restaurante vegano. El veganismo es político, es antiespecismo, y no podemos entender la lucha antiespecista desde la perspectiva de “yo estoy aquí solo por los animales” porque esta máxima es muy peligrosa, esta máxima parte de una situación de privilegio brutal lo primero, y lo segundo, anula toda lucha contra las opresiones, porque lo que tratamos es de abolir un sistema injusto de esclavitud y explotación, pero de todos los animales, tanto humanos como no humanos.

Los ejes de opresión y de dominación, desde un punto de vista sociológico, tienen unos patrones de operancia en común. Y para acabar con uno debemos de luchar contra todas las opresiones al mismo tiempo sin jerarquizar ninguna, porque las opresiones de género, raza, clase o especie están estrechamente interconectadas y todas forman parte de la misma raíz: las relaciones de poder.

La formas conocidas de opresión en la sociedad, como el racismo, el sexismo, el capacitismo, la homofobia, la transfobia, la xenofobia, el especismo, etc y todos esos prejuicios basados fundamentalmente en la intolerancia, no actúan de una forma independiente, sino que todas estas formas de exclusión están interrelacionadas, creando así un sistema de opresión que refleja la intersección de múltiples formas de discriminación.

El especismo es solo uno más de los ejes de opresión existentes

Los grupos dominantes desarrollan estrategias de poder y de control para de esta forma seguir perpetuando sus privilegios. Si luchamos solo contra la explotación animal eximiendo que los animales no humanos, son los más explotados y sometidos y por ello el resto de opresiones no merecen la misma atención y desvirtúan la lucha antiespecista, estamos avalando y perpetuando la falacia de que algunas opresiones son más importantes que otras y que además, todas son independientes y excluyentes.    

De hecho, incluso a nivel legal se habla de “la discriminación múltiple” siendo esta  reconocida por el Parlamento Europeo en su resolución de 2 de abril de 2009 marcando una serie de protocolos para su detección. Por ejemplo esto lo vemos en situaciones donde convergen varios motivos de discriminación que operan conjuntamente como, por ejemplo, género y raza, dando lugar a una situación de invisibilidad total, mayor vulnerabilidad y un grado además mucho mayor de discriminación.

Por lo tanto, siendo conscientes de que existen unas relaciones de dominación que generan una serie de privilegios a determinados colectivos de la sociedad lo que debemos hacer es luchar por romper esas estructuras de poder desde las que nacen todas las opresiones.

Os animamos desde aquí a uniros a nuestra lucha, a salir a las calles, a luchar por el fin de la explotación animal, pero desde una perspectiva interseccional, sed críticas e investigad antes de formar parte de cualquier organización, por muy famosa que sea, porque a lo mejor estáis haciendo publicidad a algo con lo que no estáis en absoluto de acuerdo. Como decimos siempre, la información es poder.

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