La crueldad de la industria del cuero

El cuero es la piel animal tratada mediante curtido, es decir preparada químicamente para obtener un material robusto, flexible y resistente a la putrefacción.

Al contrario de lo que muchas personas piensan, el cuero NO es una industria secundaria. Existe una industria fortísima dedicada únicamente a la elaboración de ropa y accesorios como cinturones y bolsos. Incluso se usa en sofás y asientos de automóvil. El cuero se encuentra en todas partes.

Una industria primaria

Los animales que se usan para hacer cuero no se matan primero para producir carne. Incluso para las pieles más lujosas, por ejemplo la de avestruz, lo primero que se usa es la piel y el deshecho es destinado para carne.

Esto significa que comprar cuero contribuye directamente al sufrimiento de los animales en granjas industriales y mataderos, donde  los animales reciben el mismo trato que en las granjas donde son destinamos a comida; confinamiento, mutilaciones, maltrato…

Condiciones deplorables y un final atroz para millones de animales

Como dato, cabe destacar que la piel de un solo cerdo solo da para producir 18 pares de zapatos de media ¡y únicamente para los forros!. Y sólo en España, se fabrican más de 100 millones de pares de zapatos al año.

La mayoría del cuero proviene de vacas de la India. Como este país prohíbe la matanza de vacas, se las fuerza para que mueran de agotamiento. Son forzadas a soportar viajes brutales y agotadores.

Cuando son transportadas en tren, se amontonan hasta 900 vacas en un vagón con una capacidad máxima de 80 a 100 animales, por lo que entre 400 y 500 llegan muertas.

En algunas rutas, las vacas son atadas y transportadas a pie. No se les permite descansar ni beber, y los trabajadores las golpean y les frotan pimientos picantes y tabaco en los ojos, en un cruel esfuerzo por mantenerlas en movimiento.

Todo esto se muestra de una forma desgarradora en el documental Earthlings

Tu cinturón está hecho con perros y gatos

Y eso no es todo. El cuero también proviene de otros países y especies animales.

Por ejemplo en China se despellejan al año a más dos millones de perros y gatos solo para piel. Al no existir, hoy por hoy, una ley que exija el conocer el origen de la piel de animal, tanto cinturones, como bolsos, guantes, cazadoras y demás complementos que llegan a Europa y a España son, en numerosos casos, de piel de perro o de gato.

Todo es terrible, pero dentro de tanto maltrato existe una práctica absolutamente espeluznante. El cuero más suave y lujoso proviene de las crías recién nacidas de las vacas, incluso de los fetos aún sin nacer, extraídas prematuramente del útero de sus madres, algo que les causa un terrible sufrimiento y dolor. Son prácticas aberrantes, desconocidas y habituales. 

También son espeluznantes los daños colaterales en el medioambiente…

Pero es en esta industria no solo existe maltrato animal, sino una contaminación medioambiental y una explotación laboral altísimas.

Las curtientes contaminan muchísimo, emanando, por ejemplo, gas sulfhídrico a la atmósfera, y estas emanaciones pueden llegar a provocar incluso la muerte en muchos casos.

La contaminación se da principalmente por el cromo, que está demostrado que es un agente cancerígeno, con reconocidos efectos sobre todo en hígado y pulmón. Esta contaminación de las aguas limita el acceso a agua potable de la población cercana, que además al estar en contacto con este agente suelen padecer de náuseas, mareos, vómitos, eczemas, etc.

Se utiliza el cromo porque aunque es altamente contaminante y tóxico para las personas es más barato de producir que otros agentes, y además produce un cuero más flexible, óptimo para hacer los bolsos y abrigos de alta gama, por ejemplo.

… y en la explotación laboral que conlleva

Pero la industria del cuero no solo se queda en el maltrato animal y la alta contaminación de las aguas y del medio ambiente en general, la explotación laboral que conlleva, sobre todo mano de obra infantil, es de las más altas. Se calcula que sólo en Pakistán, el 13% de las niñas y niños menores de 14 años trabaja, y de este porcentaje casi el 10% lo hacen en la industria del cuero.

Y la solución es muy sencilla: ropa vegana de alta calidad

Hoy en día existen alternativas de mayor calidad, duración y, por supuesto, mucho más éticas y sostenibles que el cuero animal, como la microfibra, nylon reciclado del plástico del mar, cueros vegetales como de champiñón o piña, algodón encerado, etc.

Por todo esto, reflexionemos sobre lo mal visto que está ya a nivel social el uso de las pieles de animales con pelo y, en cambio, se sigue utilizando cuero que conlleva exactamente el mismo maltrato, dolor y sufrimiento.

Fuentes:

Documental Earthlings

Ecoalkesan

Nuestra Huella Hídrica

La sostenibilidad de nuestro mundo, la reducción de la pobreza y la seguridad alimentaria son solo algunos de los factores cruciales que dependen de un uso adecuado del agua. Y un uso adecuado del agua no consiste solo en ducharse en 3 minutos y cerrar el grifo mientras te lavas los dientes.

La principal causa de escasez de agua en nuestro planeta se debe a la agricultura, que representa el 70% de la utilización de este recurso. Pero este uso se podría reducir drásticamente si el destino de esos cultivos fueran para alimentar a la población y se redujese o erradicase el destinado a la carne.

Algunos datos sobre la huella hídrica

Según datos de la FAO se calcula que el 70% de la huella hídrica a nivel mundial está relacionada directamente con lo que se come. Lógicamente para producir alimentos se requieren enormes cantidades de agua, pero es la carne el producto que más litros precisa para su elaboración:

  • 15.400 litros de agua para producir 1 kilo de ternera
  • 8.700 litros para 1 kilo de cordero o cabra
  • 6.000 litros para 1 kilo de cerdo
  • 5.000 litros para 1 kilo de queso 
  • 4.300 litros para 1 kilo de pollo

Por ejemplo, para 1 sola hamburguesa se necesitan 2.500 l. de agua

En cambio para la producción de comida basada en plantas nos encontramos con estos datos: 

  • 4.000 litros para 1 kilo de legumbres
  • 2.200 litros para 1 kilo de tofu
  • 1.900 litros para 1 kilo de soja
  • 1.600 litros para 1 kilo de cereales
  • 960 ml. Para 1 kilo de fruta
  • 320 ml. Para 1 kilo de verduras

Lo animales necesitan beber, evidentemente, y mucho, se estima que dependiendo de la especie, el “ganado” debe consumir entre 2 y 60 litros de agua al día. Un animal “productor de leche” consume de 3 a 4 litros de agua por cada kilo de leche producida y de 3 a 4 litros de agua por cada kilo de materia seca consumida en su alimentación.

Un círculo vicioso de destrucción ambiental

Pero aún hay más, la escasez de agua se va a ver incrementada por la rapidez del calentamiento global, se calcula que por cada grado de temperatura que aumente de media el planeta a causa del calentamiento global, habrá un 20% menos de recursos hídricos para un 7% adicional de la población.

Y de nuevo, esta subida de las temperaturas, este cambio climático, viene provocado de forma muy significativa por la sobre-explotación de la tierra dedicada a la ganadería.

Decir que España, a pesar de ser el país de la UE más árido, tiene la segunda mayor huella hídrica de Europa (6.700 litros por persona y día) esto debería hacernos reflexionar sobre nuestra responsabilidad como sociedad y como consumidores.

Tanto la FAO como numerosos estudios internacionales independientes elaborados por organizaciones no gubernamentales como “Earthscan” o por Universidades como la de Oxford, están alertando de la necesidad de cambiar a un modelo alimentario basado principalmente en plantas para reducir nuestra huella hídrica, uno de los factores más determinantes del cambio climático.

Y como solemos decir, nosotras no podemos delegar toda la responsabilidad de esta crisis climática ni de este cambio climático en los gobiernos y la clase política, debemos usar el poder que tenemos como consumidoras y modificar nuestro modelo de consumo comenzando por algo tan básico y vital como es la cesta de la compra.

Fuentes: 

www.aguasresiduales.info

www.researchgate.net

https://www.fundacionaquae.org Estudio ‘The water footprint of farm animals and animal products’, realizado por Mekonnen y Hoekstra y recogido por la plataforma Water Footprint Network.

El deshielo y el aumento del nivel del mar

Nueva York inundado con la Estatua de la Libertad en primer plano con agua hasta el pecho y Manhattan al fondo

Una de las consecuencias más graves de esta emergencia climática en la que estamos inmersas, es el aumento del nivel del mar debido al deshielo de las zonas más frías del planeta. De hecho, esta subida del nivel del mar se ha acelerado en los últimos años llegando a cifras realmente alarmantes y nunca hasta ahora registradas.

Cada año se emiten más gases de efecto invernadero…

Los gases de efecto invernadero emitidos por el ser humano hacen que este deshielo por el aumento de la temperatura en el periodo comprendido entre 2007 y 2016 se haya triplicado con respecto a la década anterior. De hecho, desde los años 70 ha desaparecido un 35 % del hielo en el Polo Norte. Pero la emisión de gases de efecto invernadero en general, y del dióxido de carbono en particular, también contribuyen a la acidificación de los océanos. Hacen que disminuya el ph marino, cambiando así la composición química del agua. Y esto afecta al  crecimiento, reproducción y a otros procesos fisiológicos de los organismos marinos.

Lógicamente, el deshielo de los Árticos hace que el nivel del mar suba, algo trágico para muchas zonas y ciudades costeras. Pero además cambiarán los patrones climáticos con el aumento de las olas de calor, las lluvias torrenciales y las inundaciones.

Esto sucede porque el agua que se derrite no solo contribuye a elevar el nivel del mar, sino que altera las corrientes oceánicas, que son las que establecen el equilibrio de las temperaturas a través del planeta, manteniendo algunas zonas con climas estables y llevando calor a latitudes más bajas.

… Y las consecuencias van a ser devastadoras

Los datos de la rapidez del deshielo son espectaculares, de hecho este mismo agosto pasado el casquete glaciar groenlandés perdió en un solo día 11.000 millones de toneladas, cifra récord, siendo más del doble de la media diaria en la época de deshielo.

Pero la pérdida de los glaciares no solo afecta al aumento del nivel del mar, tiene también otras graves consecuencias como, según explica el informe del IPCC The Intergovernmental Panel on Climate Change (siglas en inglés), produce una alteración de “la disponibilidad y la calidad del agua dulce”, y esto tiene directamente implicaciones en la agricultura y la producción de energía hidroeléctrica.

Las previsiones desde luego no son nada halagüeñas. En el mejor de los casos, el que recoge el acuerdo del París por el cual la temperatura no debería de aumentar en más de 2ºC, en este escenario se pronostica un aumento del nivel del mar de 43 centímetros para 2100 (tengamos en cuenta que entre 1902 y 2015 el aumento ya fue de 16 centímetros). Y en el escenario más pesimista, en donde las emisiones sigan creciendo al mismo ritmo que hasta ahora, el incremento del nivel del mar llegaría hasta los 84 centímetros y podría superar el metro. 
Así que ya es el momento de poner sobre la mesa y empezar a actuar realmente contra uno de los mayores causantes de toda esta crisis climática: la ganadería intensiva.

Los pedos de las vacas nos están matando

Vacas hacinadas en una granja en Binéfar

La ganadería emite más gases de efecto invernadero que toda la industria del transporte junta. Sí, has leído bien; coches, camiones, aviones, barcos… Toda.

Este dato no nos lo inventamos nosotras, sino que lo aporta un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). En dicho estudio se demuestra que la ganadería genera más gases de efecto invernadero, el 18% para ser exacto, que toda la industria del transporte en su totalidad. Pero esto no es todo, la actividad agrícola, ganadera y la gestión del sistema alimentario actual generan el 23 % de los gases de efecto invernadero, según un informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

Y no debemos obviar el dato de que la mayoría de ese suelo agrícola se utiliza para alimentar a todo ese ganado.

Además es muy importante destacar también que la ganadería es una de las principales causas de la degradación del suelo y de los recursos hídricos.

Tan solo por el uso de la propia tierra, el sector ganadero es responsable del 9% del dióxido de carbono. Pero este porcentaje se eleva cuando hablamos de otros gases de efecto invernadero todavía mucho más peligrosos, como el óxido nitroso, que procede del estiércol y es 296 veces más perjudicial que el dióxido de carbono. Como veis, estos datos son realmente alarmantes, pero aún hay más.

La ganadería emite el 37% de todo el metano producido, este gas es altamente perjudicial para nuestra salud y se origina, en su mayoría, en el sistema digestivo de los rumiantes.

Pero, ¿qué son exactamente los gases de efecto invernadero?

Los “Gases de Efecto Invernadero” (GEI) son aquellos gases que en la atmósfera  atrapan radiación y estos incluyen el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4), entre otros. A partir de la revolución industrial, la actividad humana ha causado el aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera lo que ha llevado a un aumento de la temperatura atmosférica de la Tierra, lo que conocemos habitualmente como “Calentamiento Global”.

Durante los últimos dos siglos, la concentración de CO2 y de N2O en nuestra atmósfera ha aumentado un 31% y 16%, respectivamente, mientras que la concentración de metano se ha duplicado en el mismo periodo. De los tres gases mencionados, el más abundante en la atmósfera es el CO2, mientras que el más dañino por su potencial de calentamiento es el N2O.

¡Necesitamos cambios reales ya!

Por lo tanto, no entendemos cómo con estos datos, tan alarmantes y al mismo tiempo tan reales, este tema sigue sin ponerse sobre la mesa. En los debates políticos se sigue hablando de otro tipo de contaminantes como los combustibles fósiles, que sí, cierto, también afectan, pero que no son la causa principal ni del calentamiento global ni de la crisis climática que estamos sufriendo. El mundo necesita con urgencia un sistema alimentario basado en plantas, ya no solo por ética, sino por una emergencia medioambiental.

Si quieres salvar el mar, NO comas peces.

cientos de peces espada muertos en un mercado.

Como lo oyes, y, como ejemplo, os ponemos uno muy sencillo que esperamos os haga reflexionar. El plástico es sin duda un gran mal en nuestra sociedad y, por desgracia, afecta al mar directamente pues la gran mayoría de plásticos acaban aquí, pero solo como dato, las pajitas representan el 0,03% de todo el plástico existente en el mar. Las redes de pesca, por el contrario, representan el 46%. ¿No será mejor dejar de consumir peces antes que pajitas?.

La realidad de la pesca de arrastre

Pero aún hay más. Los barcos arrastreros, utilizan una red gigantesca que se arrastra a lo largo de todo el lecho marino, destrozando todo a su paso, incluyendo corales blandos, estrellas de mar, etc. No dejando rastro de vida a su paso. 

Muchos peces viven cerca del lecho marino, por lo que cuando el arrastrero pesca, recoge todo lo que hay a su paso, incluyendo otras especies que son innecesariamente capturadas y que se devuelven al mar muertas o moribundas.

Plástico y contaminación acústica de los pesqueros de arrastre

Además los barcos de pesca tiran muchísimos residuos al océano, especialmente plásticos, que permanecen cientos de años en el medio marino. Viejas redes, cuerdas y trampas se tiran por la borda cuando ya no son útiles, con un incalculable impacto sobre la vida marina. Solo los aparejos de pesca abandonados representan el 27 % del total de la basura marina.

Además más pesca industrial significa más ruido subacuático. El ruido de los barcos de pesca, amplificado debajo del mar, afecta profundamente a los mamíferos marinos, interfiriendo en su comunicación y en su comportamiento.

Las consecuencias de la contaminación pesquera.

Los llamados macroplásticos, como bolsas, redes de pesca o botellas, provocan el enredo, la malnutrición, la asfixia, la estrangulación de mamíferos y otros animales, como aves marinas. Mientras, los microplásticos de menos de 5 milímetros, son ingeridos por cientos de especies, intoxicando la cadena alimentaria y llegando hasta nuestro organismo.

Actualmente hay ya un kilo de plástico por cada cinco kilos de pescado. Y se estima que para 2025, por cada tres toneladas de peces en el mar habrá una de plástico, esto pone en riesgo a más de 660 especies.

Otros datos sobre la pesca y…

Los datos sobre la pesca son absolutamente escalofriantes. La producción pesquera mundial alcanzó un máximo de aproximadamente 171 millones de toneladas en 2016. Y, además, estos datos no son totalmente reales, puesto que se calcula que un 30% de la pesca mundial es ilegal y no se comunica a las Naciones Unidas.

Por supuesto que es necesario una reducción absoluta de plásticos de un solo uso. Pero solo eso no es suficiente para frenar la muerte de nuestros océanos. Es la pesca intensiva la que está acabando con la vida marina por no hablar de nuestra salud. 

Y no penséis que las piscifactorías y sus peces son la solución, porque no lo es  ni de lejos. Los peces de piscifactoría se alimentan en su mayoría de harina de pescado, lo cual implica aún más capturas para poder elaborarla. Por ejemplo, para alimentar un kilo de atún se necesitan diez kilos de otras especies. Por lo tanto, lo único que estamos haciendo es agravando aún más el problema.

En absoluto… La solución es mucho más sencilla, más económica, más sostenible. Dejar de comer pescado.

Fuentes:

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés)
The Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO)
Proveg España
WWF
Fundación Aquae

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